Como cada año Bristol, una de las ciudades más especiales de Inglaterra, espera a los alumnos de 5º. Un proyecto ECABP (estructura cooperativa de Aprendizaje basado en proyectos) les lleva 4 días a la ciudad del enigmático graffitero Banksy y su arte urbano.

Previamente en el aula se presenta un desafío, confeccionar un folleto turístico y diseñar un viaje al tiempo que descubren las obras de Banksy en esta ciudad. La figura de este artista, del que se desconoce su identidad, pronto les atrapa y les despierta curiosidad, ¿Quién es Banksy? ¿Cómo actúa sin ser visto? ¿Trabaja solo? Muchas preguntas posiblemente sin respuesta segura pero con un objetivo : localizar sus obras en la ciudad de donde se dice es originario.

Un mes y medio de trabajo, investigación y mucha motivación y una aventura final para aquellos que desean hacer realidad su propia guía turística. Un avión les lleva hasta Bristol y un viaje inolvidable comienza para un grupo de pequeños intrépidos de tan sólo 10-11 años. Una vez allí el proyecto continúa y siguiendo los pasos que ellos anotaron en su guía la ciudad está preparada para ser descubierta. Tienen que desenvolverse en inglés y poner en práctica todos los conocimientos adquiridos, situaciones cotidianas en un lugar real, tiendas, aeropuertos, albergues… Se lanzan sin vergüenza a manejarse en la lengua de Shakespeare y salen airosos al comprobar que logran entenderse con los británicos. 

Una visita obligada es el «Suspension Bridge», una de las imágenes más icónicas de Bristol. Cruzar este puente en suspensión les puso en la friolera cifra de 75 metros de altura. (para que nos hagamos una idea más del doble que nuestro viaducto turolense.) En el centro de interpretación experimentaron como Brunel, el ingeniero que lo diseñó, logró levantar este majestuoso puente para unir este desfiladero por el que cruza el río Avon. Justo al comienzo del puente, en el elegante barrio de Clifton, los niños se lo pasaron en grande deslizándose por la famosa «Rocky Slide», un tobogán de piedra natural formado en una pequeña ladera. Los bosques de Leigh al otro lado del puente les condujo a la reserva de ciervos rojos y un chocolate caliente les esperaba en Asthon Court, un bucólico establo convertido en cafetería en medio de un gran prado.

 

Y así, después de reponer fuerzas visitaron la zona de la marina y Spike Islands donde en un recóndito rincón descubren a la chica de la perla («the girl with the pierced eardrum»), un famoso Banksy. Estuvieron de enhorabuena los que les gustan los barcos ya que en esta zona descubrieron una auténtica joya de la navegación, el» SS Great Britain «, un transatlántico británico que fue diseñado por Isambard Kingdom Brunel y botado el 19 de julio de 1843. En el momento de su terminación, el Great Britain era, con sus 98 metros de eslora, el barco más grande del mundo. 

Tras cruzar el río Avon en un pequeño barco localizaron en una pared de la biblioteca de Bristol otra muestra del ingenio del grafitero. («you don’t need planning permission to build castles in the sky»). Una frase a modo de sonrisa en una pared de ladrillo caravista. Banksy actúa de noche, nadie sabe quien es pero en muchas ciudades del mundo amanecen con una de sus obras que se han llegado a subastar por grandes cantidades en prestigiosas galerías de arte.

A espaldas de la biblioteca se encuentraron la colina de Brandon y en su parte más alta la estrecha «Cabot Tower», una torre de la que en cualquier momento podría aparecer desde sus balcones la larga trenza de Rapunzel y hasta la que subieron para tener una de las mejores vistas de toda la ciudad. 

Imprescindible no perderse la visita a la catedral ni a la iglesia gótica de St Mary Redcliffe a la que llegaron tras un agradable paseo por el puerto y aprovecharon para hacerse con calma una fotografía con el fondo de las típicas casas con fachadas de colores. Frente a la catedral los alumnos encontraron otro Banksy («Well Hung lover») y no perdieron la oportunidad de saborear en un bar local un plato de «Fish and chips», un delicioso bacalao rebozado acompañado de patatas fritas.  

Los museos de Bristol merecen ser visitados, en el M-Shed encontramos otros dos «Banksys», la litografía «Tesco Petrol Bomb» y la pieza recortada de la cubierta del barco Thelka, «the Grim reaper».
En el British Museum, a parte de las múltiples piezas de arqueología y geología, también dieron con la única estatua de Banksy en Bristol, el ángel con el cubo de pintura. El acuario, museo de «we the curios» y la divertida plaza de Millennium Square con su planetario de espejos y la estatua del actor Cary Grant, nacido en Bristol, fueron otros de los atractivos que encontraron en los múltiples paseos.

Una de los lugares más especiales que visitaron fue la universidad de la ciudad, la sede que tiene en el centro, un edificio que alberga en su interior el Gran Salón, una biblioteca y aulas que sirvieron de inspiración para las películas de Harry Potter. Una parte de este edificio es la torre, «Wills Memorial building tower» donde en lo más alto está la gran campana «Great George» de 9 toneladas de peso.

Una de las mañanas la dedicaron a visitar el barrio de Stokes Croft, conocido por su numerosas obras de arte urbano en las fachadas de casas y establecimientos.
Entre ellas «Mild mild west» y la rosa atrapada  de Banksy a las que llegaron siguiendo pistas. Comprobaron como muchos lugareños presumen de conocer o tener datos sobre la identidad del artista y también de que tienen a gala saber mantener el secreto, lo cierto es que cada una de esas informaciones también son diferentes entre ellas por lo que no se puede esperar desenmascarar al escurridizo grafitero a través de los testimonios de sus paisanos. Una cosa es cierta, Bristol y Banksy van unidos y es un hecho palpable en las escasas tiendas de recuerdos donde se pueden adquirir todo tipo de objetos que hacen referencia a lugares de la ciudad y a obras del artista.

Para algunos de estos alumnos que por su corta edad era la primera vez que viajaban en avión o salían tantos días de casa, este proyecto ha supuesto una auténtica experiencia vital de convivencia en grupo en una ciudad extranjera, con un idioma que no es el suyo y a muchos kilómetros de sus familias. Han utilizado una nueva moneda, los pounds, desayunado salchichas, huevos revueltos y bacon y disfrutado de postres ingleses. También han comprobado la inmensa variedad de chocolatinas y dulces que tienen y han cargado sus mochilas de regalos y lo más importante han guardado imágenes y anécdotas para el recuerdo.

Una experiencia que se ha visto enriquecida por los acompañantes nativos que el colegio tiene o ha tenido en cursos anteriores. Simon Tyrrell que actualmente trabaja en la etapa de secundaria del centro escolar, Tala Martelli que pasó un año en La Salle y que estudia y reside actualmente en Bristol y Ellie Lang que formó parte del grupo de auxiliares junto a Tala. Compartir con ellos horas de viaje y conversación ha sido un auténtico lujo añadido.

A la vuelta les espera la última parte del proyecto, la exposición por equipos y una rubrica de autoevaluacion donde reflexionar sobre su propio proceso de aprendizaje.
Este viaje cultural forma parte de las inmersiones lingüísticas que el departamento de Idiomas programa para exponer a sus alumnos a aprendizajes significativos dentro de contextos reales y mejorar la competencia lingüística.