Desafiando al tiempo y obligados a realizar algún cambio por las primeras nevadas, los alumnos de 4º de ESO emprendieron viaje a Soria el día 29 de octubre.
La imposibilidad de acceso a la Laguna Negra, destino importante en el conjunto de proyectos programados para trabajar, nos permitió visitar el impresionante sabinar de Calatañazor. Bosque denso de espectaculares y longevas sabinas que colonizan espacios muy peculiares y duros, creando un ecosistema muy interesante y que permite la supervivencia de muchas aves durante los fríos meses de invierno.
Calatañazor se nos presentó como un pueblo desierto. El recorrido por sus calles empedradas, sus casas y las llamativas chimeneas, nos transportan rápidamente a la época medieval.
Un poco más resguardados del frío y tras un breve recorrido entre álamos y plantas aromáticas, aparece la Fuentona, nacimiento del río Abión, torca de origen cárstico e inspiradora de curiosas leyendas.
Después de recuperar fuerzas en Vinuesa, visitamos en Almazán, la empresa de “Resinas Naturales”. Nos sorprende un edificio vanguardista espectacular que guarda en su interior una exposición de aperos y utensilios que desde antaño y en la actualidad se utilizan por los resineros. Muy enriquecedora la explicación de la extracción y del proceso de producción. Una empresa innovadora que optimiza al máximo su producto y líder en el desarrollo de nuevas tecnologías y metodologías de trabajo. Nos llamó la atención la gran cantidad de sustancias y utilidades que esta empresa obtiene de este producto.
Después de un paseo por el centro de Soria, una agradable cena y noche reparadora en el hotel.
El segundo día, visitamos el Monasterio de San Juan de Duero, del que se conserva parte del claustro en el que se aprecian los diferentes estilos de su ejecución y de la iglesia, muestra muy interesante del románico castellano. El guía nos relata parte de la leyenda de Becquer “El monte de las ánimas” que discurre cerca de este lugar.
El paseo por la ribera del Duero nos llevó al Monasterio de Santo Polo y a continuación aparece en un roquedo incomparable la ermita de San Saturio, patrón de Soria. Desde aquí, se contempla una espectacular estampa otoñal.
Ya por la tarde en el Instituto “Antonio Machado”, se leyeron algunos poemas del autor en el aula dónde dio clase ocupando la cátedra de francés.
Por último y bajo una lluvia insistente nos situamos en la fachada de la iglesia de Santo Domingo dedicando especial atención a su imponente portada.
El tiempo nos impidió alargar más la visita a Soria, pero regresamos a Teruel habiendo disfrutado de dos días de grata convivencia, con mucha información recogida y también con muchas anécdotas para recordar.