HISTORIA DEL CENTRO

Parece que fue ayer… Era el 12 de septiembre de 1905, cuando tres Hermanos, con su sotana y su ‘baberico’, procedentes de Barcelona llegaron a Teruel. Todavía la escalinata no estaba construida, así que subirían a la ciudad por algún camino de tierra que comunicaba la Estación de RENFE, recién estrenada, con la ciudad histórica.

La llegada de los Hermanos a Teruel coincide, contextualmente, con la oleada de laicismo que se desató en Francia a finales del XIX y principios del XX, y en concreto las leyes Combes, que dificultaba, más bien impedía, le educación cristiana en Francia. Este hecho, que si de entrada podíamos considerarlo negativo, fue providencial para el Instituto: los Hermanos franceses se desperdigaron por el mundo, fundando escuelas a lo largo y ancho de los cinco continentes. El dicho “Dios escribe recto con renglones torcidos”, se volvió a hacer realidad una vez más.

La fundación de los Hermanos de las escuelas Cristianas fue una genialidad de san Juan Bautista de la Salle (1651-1719), que en el siglo XVII, vio la necesidad de una Congregación, formada exclusivamente por Hermanos, dedicada a la educación de los ‘hijos de los artesanos y de los pobres. El carácter laical de la congregación llamó la atención en su época, dominada por Instituciones, casi exclusivamente, las masculinas, clericales.

Un hombre providencial, Juan Bautista de La Salle, que leía los acontecimientos sociales y personales a la luz de la fe. Guiado por la fe, y confiando ciegamente en la Providencia, Juan Bautista fue implicándose día a día en su proyecto fundacional, perdón, en el proyecto fundacional DE DIOS. Hombre de la alta sociedad de Reims, doctor en teología, canónigo de Reims, y… quien sabe si no estaría llamado a una prometedora carrera eclesiástica. A todo ello renunció arrastrado por el celo de la “educación de los niños de los artesanos y los pobres”. Acogió en su casa señorial, venciendo su inicial repugnancia y la oposición de su familia, a los zafios maestros de los primeros momentos. Repartió todos sus bienes a los pobres; se fue a vivir con los maestros, y, queriendo asentar la nueva sociedad en una base sólida, los llamó Hermanos y fundamentó su obra sobre dos pilares básicos: El espíritu de FE, “que mueve a los Hermanos a no mirar nada sino con los ojos de la fe, a no hacer nada sino con la mira puesta en Dios, y a atribuirlo todo a Dios”, y el espíritu de CELO, “celo ardiente de instruir a los niños y educarlos en el santo temor de Dios”.

Fundados en el siglo XVII, 1680, los Hermanos de La Salle han educado a millones de niños en todos los continentes; sin hacer distinción de razas, culturas, religiones; en nuestras escuelas hay niños cristianos, judíos, musulmanes, budistas y… puede que hasta ‘ateos’, digo puede porque no se les pide su ‘ficha religiosa” para entrar en nuestros colegios. Con un estilo de educación basado en la fraternidad, la presencia y proximidad, y un alto nivel de competencia y exigencia.

Genial fue también la idea de llamarse HERMANOS: Hermanos entre sí; hermanos mayores para los alumnos,… Es el mayor y más preciado título de los Hermanos.

En septiembre de 1905, tres Hermanos, procedentes de Barcelona llegaron a Teruel. Comenzaron las clases en octubre con 25 alumnos, que aumentaron progresivamente a lo largo del año; en diciembre ya se habían más que quintuplicado (135). Después de pasar por cuatro sedes, de las que cabe destacar el colegio de San Nicolás de Bari y el colegio de la calle San Miguel (hoy sede de la Cruz Roja); la angustura del edificio y la falta de espacios deportivos, les llevó a comprar terrenos en la periferia del Ensanche, donde en la década de los ’60 del XX, se construyó el actual edificio, destinado a colegio e internado; más de la mitad de la construcción estaba destinada a internado, -llega a albergar unos 300-, provenientes de los pueblo de la provincia y de las provincias limítrofes (CS, V, CU, GU). Por el Colegio La Salle-San José, en sus diversas sedes, han pasado miles de alumnos, recibiendo una educación en valores y de calidad de altísimo nivel.

Cientos de Hermanos han pasado también por sus aulas. Hoy la Comunidad está formada por nueve HH., ocho de ellos jubilados; jubilados sí, pero no ociosos. Colaboran en actividades socio-educativas: Banco de Alimentos, Cáritas, alfabetización de inmigrantes, biblioteca escolar y en apoyo a actividades del Colegio.

Con los HH. han colaborado también cientos de profesores. En la actualidad 46 profesores, aunque más bien habría que decir profesoras, porque 2/3 lo son; 4 personas en administración y servicios y unos 100 colaboradores-voluntarios en actividades lúdico-deportivas y culturales. Al frente de todas las secciones están, en funciones directivas, profesores seglares, más bien profesoras, por la abrumadora presencia femenina en el claustro.

Esta larga estancia de los Hermanos nos lleva a ser agradecidos. A los padres que han confiado, y siguen confiando, en nosotros, a los profesores y colaboradores sin los cuales el colegio no hubiera sido posible.

Aparte del Colegio de Teruel, hubo en la diócesis otros centros lasalianos. En Monreal del Campo, un aspirantado para la formación inicial de los que querían ser Hermanos y una escuela adjunta para la educación de los niños del pueblo; una escuela que llegó a contar con una emisora de radio local. Fuera de la diócesis pero en la provincia de Teruel, en Ariño, una escuela para la educación de los hijos de los mineros, fundación de D. Ángel Luengo Martínez. Ambos centros han desaparecido.

Ah, y recordad que nuestro mayor título de gloria y del que nos sentimos especialmente orgullosos es llamarnos HERMANOS.

LOS HERMANOS DE LA SALLE EN TERUEL